27 julio, 2003

El pago de derechos por el fotocopiado de libros

Fotocopiar un libro en la Argentina es una costumbre ya tan arraigada como el mate: 2 mil millones de páginas se reproducen al año. Un hábito, penado por la ley, que no sólo perjudica a las editoriales nacionales y extranjeras, sino también a los autores. Entre los escritores más copiados del país están Gregorio Klimosky y Beatriz Sarlo y entre los clásicos, Sigmund Freud. No obstante, la mala costumbre decidió ser enfrentada por el Centro de Administración de Derechos Reprográficos (Cadra), en su calidad de asociación civil que nuclea a editores y autores. ¿Cómo? Otorgando licencias a los comercios que se dediquen a fotocopiar textos. A raíz de esto, y previo pago de una tarifa promedio de 100 pesos por cada máquina instalada en los locales que se adhieran a la iniciativa, los comerciantes estarán autorizados a reproducir hasta un 20 por ciento de cada texto. Y lo que se recaude por el pago de este canon sera distribuido entre autores y editores.

Autoridades de Cadra visitaron ayer Rosario, donde seis fotocopiadoras de la zonas de las facultades (Siberia, Derecho y Humanidades) ya se sumaron a la propuesta de la que desde hace un año se apropiaron decenas de comercios de Capital Federal.

"El fotocopiado indiscriminado de libros es una de las causas por las que la producción cayó un 40 por ciento el año pasado y si bien hay leyes (11.723 y 25.446) que prohíben la copia total y parcial de textos, pocos la respetan", señaló el presidente de Cadra, Carlos Pazos, al tiempo que detalló que para evitar esa situación al organismo le quedan dos opciones: pedir el cumplimiento de las normas a rajatabla, cosa que no se ha logrado hasta ahora, o buscar una alternativa que equilibre el derecho del autor y el acceso a la información.

Cadra fijó un tarifario de licencias para las fotocopiadoras. El valor promedio que tienen que pagar mensualmente quienes fotocopien libros es de unos 100 pesos mensuales por máquina instalada en el comercio (el monto cambia según la ubicación del local y la cantidad, tipo y velocidad de fotocopiadoras).

Pero, ¿qué pasará de ahora en más con quienes no paguen la licencia y sigan fotocopiando libros indiscriminadamente?.  "Tendrán que atenerse a las denuncias que realizaremos desde Cadra, ya que intensificaremos las visitas a los locales y controlaremos que se cumpla la ley", advirtió Pazos.

Una encuesta realizada por el estudio del ex fiscal Luis Moreno Ocampo a pedido de fundación Educar con Libros reveló en marzo de este año que el 80 por ciento de las escuelas argentinas usa fotocopias en lugar de libros de textos. Y lo grave de ese dato es que el 74,5 por ciento de los docentes y directivos abordados por el mismo sondeo (que incluyó un total de 137 educadores) sostuvo que el uso de copias en lugar de textos originales perjudica la calidad de la educación.

Los porcentajes fueron corroborados ayer por las autoridades de Cadra, quienes sostienen que a causa de más fotocopias y menos edición de libros se pierde producción intelectual y por ende educación y cultura en general. "Los autores e investigadores van perdiendo interés en publicar sus obras cuando no reciben el beneficio económico que sí se les brinda en otros países. Entonces buscan vías de publicación alternativas al libro y todos nos perjudicamos con esa decisión", remarcó Gerardo Filipelli.

Diario La Capital de Rosario - por Laura Vilche

Junio - 2003

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